Primero que nada vamos a aclarar lo que son los psicofármacos: son medicamentos que se utilizan para enfermedades o alteraciones psíquicas; tranquilizantes, antidepresivos y neruolépticos.
No tenemos nada contra los psicofármacos en si mismos, lo que estamos intentando aquí es establecer el mal uso y abuso de estos medicamentos.
Entre las personas que más consumen sedantes hay cuatro veces más mujeres que hombers. En nuestro país el abuso de los ansiolíticos y antidepresivos aumentó mushísimo en los últimos años, lo cual hace que lleguen a emergencias médicas personas con sobredosis o síndrome de abstinencia.
Si repasamos número veremos que somos el segundo país de américa con mayor índice de suicidios, esto es un horror!! Este tema lo analizaremos en otro post, hablando particularmente de este tema. Pero es bueno mencionarlo ya que demuestra que somos un país donde la depresión, la ansiedad y la tristeza deja grandes agujeros en cada uno de nosotros. Lo importante entonces, es resolver los problemas interiormente y no tanto recurriendo a medicamentos o a otras maneras de postergar lo que nos está pasando.
Les comento un ejemplo que vi publicado en Diaro Salud
Cuando se dio cuenta, ya había perdido la cuenta de la cantidad de ansiolíticos que tomaba diariamente. Uno de mañana, otro al mediodía, en la tarde, a la noche, y creía o sabía que algunos más entre medio. También continuaba con el antidepresivo antes de dormir. Pero de ese no había aumentado la dosis que le había recomendado el psiquiatra la primera vez que fue a la mutualista, ya hacía demasiado tiempo. Ni se acordaba por qué había ido en aquella ocasión. Pero pasaron tantas cosas entre medio, que siempre tenía una justificación al tragarse la píldora. Sí, se acordaba, la primera vez fue porque perdió el laburo. Pero después que encontró otro, continuó tomando pastillas. Y bueno, entre medio, fulano se fue con otra, y la dejó sola con los chicos para que los críe y se ocupe de todo. Ahora tiene pareja nueva, pero igual los fármacos continúan en su billetera. Claro, esta vez voló la empleada, y de vuelta comenzar a buscar a alguien que se quede de tarde mientras encara el trabajo. Encontró una persona de confianza, pero ahora el hijo adolescente la tiene como loca, hace lo que quiere y el padre mira para el costado. Ni que hablar de los problemas familiares. O los económicos. Así, siempre, una justificación y un sedante. Y el efecto es inmediato.
El profesor Nelson Fernández dijo que las dos patologías del siglo XXI serían las depresiones y las adicciones sociales (la comida, el juego, Internet y las compras). La psiquiatría y la psicología girarán en torno a estos males, atribuibles a causas sociales, culturales y económicas, que llegan inevitablemente del entorno. Y después lo que trae la persona: factores educativos, las relaciones familiares, y en tercer lugar la predisposición y la genética.
Los antideresivos son medicamntos que mejoran el humor llevándolo a un estado normal. Algunos de ellos hasta aceleran la ansiedad. Las personas nos volvemos adictos a todas las cosas que nos ofrecen bienestar pero los antidepresivos no generan eso, sino solo luego de 15 o 20 días de consumo.
En el caso de los ansisolíticos o sedantes, es muy diferente, ya que estos si generan adicción. Tienen un efecto de sedación y tratan la agustia, el nerviosismo, el desasosiego o la inquitud.
Los médicos recomiendan, a veces, a un mismo paciente, antidepresivos y ansiolíticos. Esto nos lo explica el Dr. Da Silva: "una persona deprimida, desganada, con desinterés en la vida y con ideas tristes, en algunas ocasiones también se presenta muy ansiosa. Entonces se indican ambos medicamentos. Si uno le da solo el ansiolítico, ese paciente deja de estar nervioso pero de pronto por la depresión se mete en la cama tres meses o puede ingresar en una especie de parálisis emocional. Y si uno le receta solo el antidepresivo, se acelera demasiado y tampoco es lo buscado".
INVESTIGACIÓN.
El estudio se realizó en cinco servicios de emergencia estatales y privados en todo el país, en una muestra de 1.506 casos de personas mayores de 12 años que ingresaron a esos centros en una semana tipo. En Montevideo, se eligió el Hospital Maciel "que concentra el mayor volumen de guardia" y la privada Gremca, que aceptó ser parte de la investigación. En el interior se analizaron hospitales públicos que atienden el 90% de los casos de emergencias: Salto, San José y Rocha. "Se intenta establecer qué porcentajes de la población que se atiende en emergencias es por consumo de sustancias, legales e ilegales, y qué costos económicos, sociales y humanos generan esas adicciones. Se consultó a los médicos tratantes, los historiales y a los pacientes, y se concluyó que el 7% de las consultas se puede atribuir al consumo abusivo de drogas", explica el sociólogo.
La investigación indica que excepto en el caso del alcohol, el consumo de sustancias psicoactivas es superior a los datos poblacionales existentes. Y que "las diferencias más importantes se encontraron en tranquilizantes, sedantes y antidepresivos en cuanto a las drogas legales, y la marihuana y cocaína (y derivados) entre las ilegales. Más de la mitad de los encuestados consumió algún tipo de psicoactivo en los últimos 30 días; uno de cada cuatro, más de un tipo de sustancia; y el 30%, declara haber consumido alguna sustancia en las últimas 6 horas. Si se excluye el tabaco, ese porcentaje alcanza el 13% de los casos.
Respecto a los psicofármacos, el estudio demostró que "las drogas legales son por amplio margen las más consumidas, destacándose el alto uso de psicofármacos, fundamentalmente tranquilizantes y sedantes, y que la edad promedio de inicio es cercana a los 37 años, siendo el más alto uso entre los 46 y 55 años". También se concluyó que el alto porcentaje de consumo de ansiolíticos en la población investigada llega a las emergencias por trastornos asociados a su uso, como episodios de abstinencia, efectos secundarios de suspender la medicación, intento de suicidio, entre otros. "En Uruguay, la tolerancia social al abuso de psicofármacos es muy alta.
La automedicación es importante y tiene un gran peso en el segmento femenino. Pese a las disposiciones vigentes, existe tolerancia y por ende disponibilidad de estas sustancias fuera del control médico. Se detecta también un proceso de prescripción generalizada que puede desencadenar el inicio de las prácticas de automedicación posterior", se indica en la investigación.
El consumo de sedantes es altísimo en Uruguay, aun bastante más de lo que consignan las encuestas, asegura el sociólogo Héctor Suárez. "Se recetan mucho y eso genera problemas de salud, ya sea por sobredosis o por su abandono repentino". En eso coincide la toxicóloga de la JND, Cecilia Dell’Acqua, que en una entrevista anterior en DS afirmó que el problema se presenta cuando las personas que dejan de tomar los medicamentos derivados de las benzodiazepinas se enfrentan al llamado síndrome de abstinencia. "Existen dos tipos de síndrome que pueden ser letales: los del alcohol y los de las benzodiazepinas. Cuando el organismo nota la ausencia de estas sustancias, sobre todo luego de mucho tiempo de consumirlas, reacciona de diferentes formas; una de las posibilidades es que se produzca, entre otras cosas, una alteración cardiovascular que lleve a la muerte por paro cardíaco o por una hipertensión arterial".
Desde el punto de vista sociológico, existen varias hipótesis en cuanto a las causas del alto consumo de tranquilizantes y antidepresivos. "Hablo como profesional, y ya no como integrante de la Junta", dice Suárez. "Las causas hay que buscarlas en la cultura de solucionar todo por el lado de la medicación, en virtud de que no hay muchas posibilidades en la atención colectiva de hacer tratamientos o derivar a terapias alternativas. La gente llega con una urgencia, una demanda puntual, y una salida es la medicación. En Uruguay hay muchos psicofármacos para lo que es el mercado: cerca de 40. O
tra de las hipótesis tiene que ver con el propio desarrollo de la vida actual, con el estrés, la inconsistencia de estatus, los problemas económicos, el multiempleo"
GÉNERO. El índice de consumo de estos psicofármacos (más del 30% de la población) es cuatro veces mayor en mujeres que en hombres. En la clínica Tuidal, de la Española, se estudiaron más de 4.500 casos y se concluyó que cada cuatro mujeres que consumen sedantes, hay un hombre. "Lo chequeamos a nivel mundial y las cifras son las mismas. Si uno observa los historiales puede concluir que en general se trata del lugar y la vida que tiene la mujer en la sociedad. En muchos casos son madres y esposas que tienen empleo o profesión afuera, y siempre están con una mano haciendo una cosa y con la otra, algo completamente distinto. Llevan una sobrecarga en su vida diaria, y ahí aparece la pastillita que las tranquiliza y les permite ocuparse de todas las tareas sin perder el control".
La automedicación es un problema acuciante en Uruguay, pese a que todos estos psicofármacos deben ser adquiridos con receta verde. De todos modos, la primera consulta suele hacerse a un psiquiatra u otro médico, que indica por determinados síntomas un antidepresivo, un ansiolítico, o ambos. De allí en adelante, o continúan yendo a la mutualista, sanatorio u hospital, en busca de la pastillita milagrosa, o simplemente la consiguen por otras vías, hasta ilegales. "Si hasta en la feria se venden", señala Da Silva.
La primera consulta al médico casi siempre se hace en el momento de una crisis mayor, y en general se trata de algo relacionado a una pérdida, ya sea de una persona, de una pareja, de un examen, de un trabajo o hasta de una billetera. Se siente angustia y es cuando se receta el tranquilizante. Muchas veces, aun cuando pasa esa crisis, la persona lo sigue tomando e incluso va a los centros médicos solo para repetir la receta. "También se observa mucho eso de prestarle la pastilla a la vecina o a la amiga porque está pasando un mal momento", explica el psiquiatra.
CONTRAINDICACIONES. Existen personas que deben tomar ansiolíticos, y otras que se convierten en adictas a esos tranquilizantes. Igualmente, quien está medicado correctamente por un profesional debe tener cuidado, dice da Silva. "En dosis altas provocan somnolencia, lo que puede acarrear accidentes de trabajo, de tránsito u otros. Afecta la coordinación. Se debe tener cuidado con el tema del acostumbramiento: el paciente va aumentando la dosis porque su cuerpo genera mayor tolerancia al fármaco para obtener el mismo efecto. Existen solo tres drogas que dan síndrome de abstinencia, como se ve en las películas cuando la persona no la tiene, que son el alcohol, las benzodiazepinas —los sedantes—, y los derivados del opio".
En definitiva, no solo se debe tener cuidado con las dosis que se toman, sino también cómo se dejan de tomar cuando la persona quiere abandonarlas. "He visto pacientes que se les inyecta para dormirlos, y no lo logran, porque han desarrollado una tolerancia enorme. Para que esa adicción no se produzca, se debe cambiar de sedante periódicamente, y si se quiere abandonar el tratamiento, hacerlo lentamente. Pero es fundamental resolver la causa que genera esa ansiedad. Si la persona revierte el problema no necesita tomar el ansiolítico".
Las contraindicaciones de los antidepresivos son bastante menores. Una de ellas es que reduce sustancialmente la libido, aunque da Silva explica que han salido medicamentos muy modernos que no producen ese efecto. "El problema tanto de los ansiolíticos como los antidepresivos es su mezcla con alcohol, a veces buscada. Se juntan los efectos y realmente puede pasar cualquier cosa, desde dormirse en una cena arriba de la mesa o en un rincón, hasta exaltarse hasta límites exagerados o ponerse muy agresivo. La mezcla también puede generar amnesia, y en ese rato cometer cosas que uno no las haría de otra forma".
AUTOMEDICACIóN. Probablemente, la primera indicación provenga de un experto médico, y en general de diez, nueve son adecuadas, explica el coordinador de Tuidal y la comunidad terapéutica Izcali. "Ahora, el seguimiento a la semana, a las 48 horas, no existe en este país. Porque cuando se va a pedir hora para ese mismo profesional, tiene que esperar determinado tiempo. Muchas veces, en ese lapso, ya se genera una dependencia al fármaco. Una encuesta de la JND del año 2001 señalaba que 85.000 uruguayos se autoprescribían estos medicamentos.
"Solo con medicación es muy difícil revertir los síntomas", explica el psiquiatra. Existen distintos casos de depresivos, algunos que llegan por causas autógenas, desde adentro, que tiene mucho de hereditario, y hay una depresión más exógena, reactiva a lo que pasa en el entorno. "Si tengo muchas pérdidas o crisis, quizás necesite un antidepresivo, pero cuando resuelva o revierta la situación, se debe dejar".
En el caso de los compulsivos o ansiosos, solo con la medicación es muy difícil modificar los síntomas. "Se lo debe apoyar desde otros ángulos, psiquiátricos y psicológicos, con la familia y esas cosas. El tratamiento no puede ser solo del síntoma: una persona que viene por insomnio seguramente con una pastilla se duerma. Pero el insomnio tiene raíces, y hay que tratarlas con otro tipo de terapia. En la adicción a los sedantes se observa con claridad lo que la genera".
Muchas veces los psicofármacos son bien medicados, pero mal seguidos en el tratamiento, afirma da Silva. "Prácticamente no existen en este país terapias de equipo, médico y psicólogo. No hay que olvidar que somos una sociedad de consumo, adicta a todo, incluso a lo más banal. Eso genera muchas emociones, como resentimiento o frustración. Los jóvenes tienen acceso a todo y no pueden comprar nada. Es una sociedad que te dice que si consigues tal cosa vas a ser feliz, tener éxito y hasta buen sexo. Pero luego que la obtienes, la cosa no funciona así. Eso genera frustración, y se va a buscar otra cosa. Ahora hay muchos adictos al juego, y eso ¿por qué es? Porque te hace sentir bien en forma inmediata. Entre los jóvenes se ven demasiados adictos a Internet, ya que podés falsificar tu identidad, decir que sos rubio, alto y de ojos celestes, o cambiar tu realidad y tu mundo, sin que nadie te pregunte nada".
Cuál es cuál
ANSIOLÍTICOS, TRANQUILIZANTES O SEDANTES. Aceprax, Akrozolam, Alplacin, Alprazolam, Ansionil, Ansiopax, Atemperator, Ativan, Ativan sublingual, Bellargotina, Bellergal Retard, Bellergal, Betavel, Betavex, Brasalen, Bromazepam, Bropan, Busparium, Colabalex, Clobazam, Clomax, Clonapine, Clonoten, Diazepam, Diazepalem, Digeprax, Duxil, Ecuanil, Emopax, Equiplen, Equisedin, Farmazepan, Frisium, Gloriax, Glorius, Lexotan, Lorazepan, Lucita, Lucium, Nirvan, Normes, Octanyl, Ondil, Oxazepam, Plidex, Quiatril, Rivotril, Serefar, Sincronex, Silenpax, Solepar, Tiadipona, Tilpam, Transplus, Tranquinal, Val 10, Valium, Victan.
ANTIDEPRESIVOS. Amineptino, Amihpharm, Amitriptilina, Anafranil, Arropas, Bonil, Clomax, Clorimidep, Clorimipramina, Conexine, Dumirox, Fenelzina, Floxet, Fluodep, Foxetin, Ganax, Humoril, Imidep, Imipramina, Luserpal, Luidomil, Madrodep, Mprotilina, Meleril, Mitilase, Moclobemida, Nortriptilina, Numenil, Prometar, Sarrotes, Setralix, Sertrina, Survector, Tofranil, Trialine, Vicilan, Vidacil, Viloxazina.
Fuente: Encuesta Nacional de Prevalencia de Consumo de Drogas del 2001 - (Posteriormente, han salido al mercado tanto ansiolíticos como antidepresivos más modernos, con menores contraindicaciones en el caso de los antidepresivos, señalan los expertos).
Cifras que impactan
De la investigación realizada por la Junta Nacional de Drogas conjuntamente con OEA, de Consumo de Drogas en Emergencias Hospitalarias, se desprende que 1% de la población encuestada ingresó por intento de suicidio, un 0.9% por sobredosis y 0.2% por síndrome de abstinencia. Asimismo, el estudio indica un consumo mayor de psicofármacos en el interior del país, sin ser la diferencia con Montevideo muy significativa.
Entre los 1.506 casos encuestados en las cinco emergencias elegidas en todo el país, se desprende que 51.1% consume tranquilizantes diariamente, un 55.1% toma sedantes todos los días, y un 79.4% hace lo mismo con antidepresivos.
Los jóvenes y los fármacos
Las mujeres cuadruplican el número de hombres a la hora de consumir psicofármacos. La edad de inicio en general es a los 37 años, pero en la Primera Encuesta Nacional y Segunda de Montevideo sobre Consumo de Drogas en Estudiantes de Enseñanza Media, realizada en el 2003 por la Junta Nacional de Drogas en convenio con OEA, se desprende que un 8.3% de los encuestados (en total 5.348 jóvenes entre 13 y 17 años), había consumido algún tipo de tranquilizante en los últimos 12 meses, y un 4% había tomado en los últimos 30 días. La edad de inicio era a los 13 años, generalmente niñas, frente a problemas como encarar un examen.
Por supuesto que la cifra es muy inferior al problema del alcohol, que un 72.5% de los jóvenes había consumido en el último año, con un promedio de edad de poco más de 12 años, o del tabaco que un 34.8% fumaba o lo había hecho en los últimos doce meses, con una edad de inicio promedio de 13 años.
Fuente: Diario Salud
viernes, 9 de mayo de 2008
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2 comentarios:
MUY BUENO. MUY INSTRUCTIVO SOBRE LOS EFECTOS QUE CAUSAN LAS DROGAS Y SUS DIFERENCIAS.
TRATAR DE SUPERAR LOS PROBLEMAS INTERIORMENTE, HAY QUE SABER CONTROLAR NUESTRO CUERPO Y SABER SOBRELLEVAR LAS COSAS CON CALMA PARA EL BIEN DE NUESTRA PROPIA SALUD, Y PARA BIEN DE NUESTRO ENTORNO Y SABERSE VALORAR COMO PERSONA Y SABER LO IMPORTANTE QUE SOMOS PARA TODOS.LA VIDA DIARIA ES UN REGALO QUE DIOS NOS DA,VALOREMOSLA.
TRANSFORMA LA DIFICULTAD EN UN ESTIMULO PARA IR HACIA DELANTE.
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