martes, 19 de junio de 2007

Papilomarius humano (PVH)

Esta enfermedad es una de las más comunes, 1 de cada 3 mujeres sexualmente activas contraen esta enfermedad. Por lo menos el 80% de las mujeres han contraído esta infección al llegar a los 50 años. Esto no quiere decir que los hombres no puedan tenerla, todo lo contrario ellos tampoco están libres de contraer este famoso virus.

La infección genital por VPH es una enfermedad de transmisión sexual causada por el virus del papiloma humano (VPH). Este virus incluye más de 100 tipos o cepas diferentes. El PVH y las verrugas genitales se transmiten generalmente por contacto directo de piel con piel al tener relaciones sexuales por vía vaginal, anal u oral con una persona que ya tiene la enfermedad

Más de 30 de estos virus son transmitidos sexualmente y pueden infectar el área genital de hombres y mujeres, que incluyen la piel del pene, la vulva (área fuera de la vagina) o el ano y los revestimientos de la vagina, el cuello uterino o el recto. La mayoría de las personas que quedan infectadas por VPH no presentarán síntomas y la infección desaparecerá por sí sola.

Algunos tipos de estos virus son llamados de “alto riesgo” y pueden revelar resultados anormales en las pruebas de Papanicolaou. Estos virus también pueden provocar cáncer de cuello uterino, de vulva, de vagina, de ano o de pene. Otros tipos de virus son llamados de “bajo riesgo” y pueden arrojar resultados con anormalidades leves en las pruebas de Papanicolaou o causar verrugas genitales.

Por lo menos 1 de cada 3 mujeres jóvenes sexualmente activas ha tenido una infección genital por PVH. Cualquier persona sexualmente activa, sea cual sea su color, raza, sexo u orientación sexual puede contraer PVH.

Los tipos de VPH que infectan el área de los genitales se propagan principalmente mediante el contacto genital.

Síntomas:

La mayoría de las infecciones por VPH no presentan síntomas; por esta razón, la mayoría de las personas que tienen la infección no se dan cuenta de que están infectadas, pero sí pueden transmitir el virus a su pareja sexual.

Son muy pocos los casos en que una mujer embarazada puede transmitir este virus a su bebé durante el parto vaginal.

Las personas que presentan síntomas muestran verrugas genitales visibles o aparecerán cambios precancerosos en el cuello uterino, vulva, vagina, ano o pene, escroto, en la ingle o los muslos. Estos síntomas pueden aparecer semanas o meses después del contacto sexual En muy pocas ocasiones puede causar cáncer anal o genital.

Las verrugas genitales visibles pueden ser eliminadas con medicamentes que se aplica el propio paciente o con un tratamiento médico que es lo más

En general el VPH se diagnostica mediante pruebas anormales del Papanicolaou También existe otra prueba llamada ADN del VPH que puede ayudar a tu médico a decidir si es necesario otro tipo de tratamiento. Esto es sólo en el caso de las mujeres, ya que en los hombres todavía no hay pruebas para detectar su existencia.

Entonces, si notas algún cambio anormal en la piel o cerca del área genital acude inmediatamente al médico y recuerda que tu pareja también deberá hacer un tratamiento para que ambos queden libres de enfermedades.

Tratamientos:

Los tratamientos son muchos y muy variados, van desde medicinas ácidas hasta cremas o terapias con láser. El tipo de tratamiento recomendable para tu caso sólo lo puede decidir un especialista, nunca te automediques. Otras de las cosas que debes hablar con tu médico es sobre el seguimiento de esta enfermedad.

Usar condones cada vez que tengas relaciones sexuales te da algo de protección. Pero los condones no siempre previenen la infección ya que no cubren el área del escroto (la bolsa que recubre los testículos) del hombre.

1 comentarios:

Unknown dijo...

PAPILOMA VIRUS HUMANO (PVH)

Se han identificado cerca de 100 tipos de (PVH) (78), está ampliamente difundido en la naturaleza (85-86-87); infecta a los animales domésticos y silvestres (88) y es la enfermedad viral más comúnmente trasmitida por el coito (69-90-91-92-93); se trasmite también al nacer (94-95-96-97), permanece latente en la infancia; se ha detectado también en el líquido amniótico (78-89), guantes de goma, pinzas de biopsias, espéculos y ropa interior; se sospecha que el médico pudiera trasmitir durante el examen vaginal o rectal (98), se encuentra presente también en el piso (28): por estas razones se duda que la transmisión sexual sea la única fuente de contaminación (78).
La infección por el PVH en más frecuente en personas de 20 a 25 años y está incrementándose (99-100-101); ha alcanzado proporciones epidémicas (102) especialmente en jóvenes(103); el hombre asintomático es el reservorio del PVH genital (104); se infectan dos hombres por cada mujer (105-106). La prevalencia en 1970 era del 1 % al 2 % (90) y en 1985 por citología 2.5 % (96). Actualmente se informa prevalencia detectada por métodos de alta sensibilidad hasta en el 85 % (78-107-108-109-110-111112-113-114) y en mujeres de más de 35 años decrece al 2 % o 3%. En el 40 % de embarazadas se detecta PVH DNA positivo en el primer trimestre y en el 60 % en el tercer trimestre y disminuye al 17 % en el puerperio (89), debido a la disminución del sistema inmunológico durante el embarazo o influencia positiva de las hormonas sexuales aumentadas durante la gestación (89-115).
En 1974 sur Hausen postuló la teoría de que el PVH pudiera ser el agente que generara el carcinoma del cuello uterino (53); pero es a partir de 1976 con mayor insistencia se inculpa al PVH ser el agente cancerígeno del cerviz uterino (116-117), por evidencias citológicas, histológicas, inmunocitoquímicas, hibridización, serología y otros (118-119).
El PVH a pesar de ser el primer inculpado de desarrollar el carcinoma del cuello uterino, no se le detecta en la totalidad de los canceres del cerviz. Reid reporta presencia de PVH en neoplasia intracervical e invasivo en solamente 49 % (120); publican presencia del PVH en displasia 40 % e invasivo 90 % (121-122); otro autor informa 95% (IARC). Jones investigó por 3 años mujeres con alteraciones citológicas del epitelio uterino con infección por el PVH 16: progresó a in situ 29.5 %, desapareció 29.5 % y permaneció inmodificado 41 %:y con el PVH 6; progresó a in situ 5.9 % y desapareció 41.2 % (123)
.La infección se produce por inoculación del PVH en la capa basal, a través del epitelio cervical traumatizado por el coito (78-100) o atraviesa la capa celular del epitelio (120).
Las alteraciones citológicas de la infección subclínica por el PVH del epitelio del cuello uterino fueron observadas por Ayre en 1949 (124). Koss en 1955 describió al koilocito como característica de displasia, sin sospechar que era producida por el PVH (125); Meisels y Fortin en 1976 y Purola y Savia en 1977 (77) confirmaron que ciertas alteraciones citológicas del epitelio del cuello uterino consideradas como típicas de la displasia y carcinoma in situ (koilocitos y diskeratocitos) eran en realidad patognomónicas de la infección subclínica por el PVH (120), confirmadas por microscopía electrónica por Alberti y Cols. 1970 y Meisels y Col. 1984 (77) e inmun citoquimica e hibridización (98). Los tipos de PVH 6 y 11 ocasionan los condilomas y los tipos 16 y 18 se hallan entre el 70 % a 75 % en las displasias y cáncer invasivo (Barbosa y Cols); también se han hallado en el carcinoma del cuello uterino otros tipos de PVH: 31. 33, 35 (Terry y Cols), 45, 51, 52, 56 y 58 (Lorincz) y otros.
Las lesiones preneoplásicas del cuelo uterino se inician exclusivamente en la zona de trasformación y la infección por el PVH se desarrollan en otras zonas: vagina, vulva, periné, ano, etc. (54-126). No hay evidencias del aumento del carcinoma del cuello uterino por el aumento de la infección por el PVH (127). La mayoría de las infecciones por el PVH son asintomáticas (81-86-100-105-106) y el PVH como agente etiológico del carcinoma del cuello uterino no cumple el postulado de Koch: no se encuentra en el 100 %, cuando se inyecta no reproduce la neoplasia maligna y se halla en otra enfermedad (98). La presencia del PVH no es suficiente para el desarrollo del tumor maligno del cuello uterino, se requiere la compañía de varios factores exógenos y endógenos (Jackson y Cols.). Nuestros conocimientos de las relaciones del PVH con los cofactores aun son deficientes y el papel que juegan los cofactores en la aparición de la patología maligna del cuello uterino son nebulosos (Saveria). Las investigaciones deben profundizarse en el PVH y los cofactores (Campo).